viernes, 29 de octubre de 2010

(14) Trepidante Tokyo

No será la mayor ciudad del mundo pero impresiona. Con sus ocho millones de habitantes, y más del doble en los alrededores, es una megalópolis tremenda. Hace un rato acabamos de comprobarlo desde la torre del Concello, a la que hemos subido ya de noche.
Es un edificio enorme, de unos 60 ó 70 pisos, y el mirador se encuentra en el 45 al que se llega por un ascensor velocísimo pero interior. Pena. Eso sí, es totalmente gratuito. Respecto a la vista, espectacular al estilo de la de Osaka, aunque en este caso da la impresión de que la urbe no tiene límites, que llega hasta el infinito.
Ayer, tras coger nuevamente el shinkanshen


llegamos a la inmensa estación de Tokyo cargados con maletas y mochilas. Localizar el hotel requirió un árdua operación de lectura de planos .


Hemos estado todo el día callejeando por la ciudad, bueno, por unas zonas muy concretas, y en estas horas hemos comprobado lo complejo que debe ser vivir aquí pese a sus magníficos transportes.
Por la mañana y primera hora de la tarde no había mucha gente en las estaciones de metro y tren urbano, pero después han sido verdaderas turbas. Como había algunas en obras la circulación peatonal era complicada y tenías a veces la sensación de que ibas a ser arrollado. Aquí estamos en el metro, entre la multitud.

No obstante, la esmerada educación de los japos se pone también aquí de manifiesto.
El día anterior, jueves de tarde, tras instalarnos en el hotel nos dimos una vuelta por un área cercana de tiendas tecnológicas en Akihabara. Estuvimos en un centro comercial impresionante por el material que ofrecía y la cantidad de personal que atendía a los cientos de clientes.

No obstante, los expertos del grupo no detectaron gangas que justificaran una compra. Esa tarde llovió a mares y estuvimos a 12 grados con un viento horrible. Nuestra falta de previsión, el frío y el aguacero se juntaron para despistarnos. En otras palabras, que nadie se fijó en la ruta y nos costó dios y ayuda regresar al hotel.
Hoy por la mañana nuestra primera cita fue el mercado central de pescado, en Tsukiji, al que llegamos una hora antes de las once para intentar ver el manejo de los atunes, pero no lo conseguimos.

En cualquier caso fue interesante deambular por un enorme recinto donde venden todo tipo de pescados al por mayor en medio de una gran algarabía. En una pecera  y porque le llamó la atención el hecho de que estaba etiquetado, Feli  localizó el famoso pez globo, que genera una sustancia enormemente venenosa y que al parecer los japoneses utilizan para un dudoso placer gastronómico: toman una pequeñísima cantidad que les adormece la boca y dicen que eso les genera un gran bienestar en parte por el riesgo de que se les vaya la mano con la cantidad y se vayan directitos al otro barrio.???

Nuestras almejas al lado de éstas son unas miniaturas


Después fuimos al área de Ginza, algo así como el Serrano de Madrid pero a lo bestia, un barrio donde tienen su sede las firmas más famosas del mundo.

Una tras otra veíamos las afamadas y carísimas tiendas de Rolex, Hermés, Chanel y cualquiera que se os ocurra.

 Aquí nadie hizo amago de comprar y nos limitamos a sudar para encontrar un cajero (hay muy pocas oficinas bancarias) y para no disgregar un grupo de catorce paseantes, lo que no es ni mucho menos sencillo. Este es el escaparate de un restaurante de la zona muy curioso.

Estuvimos en el edificio de Sony probando algunos de sus productos


La barba de Juanma se reflejaba así en una pantalla



Y estos dos "frikis" también


La estación de Shibuya, donde se encuentra la famosa estatua de Hachiko, era otra de las paradas obligadas.

Hubo quien vio hace años la película con la historia (real) de este perro que acudía todos los días a la estación a buscar a su dueño en los años veinte del siglo pasado. El dueño murió y el animal no se movió de allí durante 10 años esperándolo, alimentado por vecinos de la zona y en la estación ya existe la "salida de Hachiko". Hubo foto en el lugar.

Muy cerca se encuentra el famoso cruce de peatones en todas direcciones por el que transitan, calculan, un millón de personas al día. No las contamos pero por ahí debe de andar la cosa.

Álvaro hizo un curso de intrépido fotoperiodista y se subió con su cámara a un Starbucks para intentar inmortalizarnos mientras algunos lo cruzábamos. Tuvo que pasar por una zona del personal de la cafetería, pero lo hizo con eficacia y soltura y consiguió una foto en la que se nos ve lejos pero no "lost in translation". Por si acaso saludamos.
Las compras finalmente llegaron tras una jornada de contención. Una tienda de regalos en Harajuku fue la elegida y después cenamos en un italiano en Takeshita  moviéndonos a pie.

Aunque al día siguiente madrugábamos para ir al Fuji llegamos al hotel un poco tarde, pero con la sensación de una aprovechada jornada en una ciudad inabarcable.

Tokyo está llena de edificios impresionantes y es un gustazo contemplarlos como este de Audi Forum en cuyo ascensor nos colamos.


O este otro, con forma de cohete




Y esta es una curisosa escultura

5 comentarios:

  1. ¡Viva viva! Ha llegado la hora de las compras :-) (no sé porqué pero me gussshta). Qué envidia lo de probar gadgets y cositas! yo también quiero!!! Por cierto padre es cosa mía o tu barba es más blanca que negra? ;).
    Mamá la estatua esa no es la de la peli esa que tanto le gustó a papá? Según creo recordar sus palabras textuales fueron:
    Padre: -"Toda la peli viendo un coñazo de perro de un lado para el otro"
    Madre: -"Aaaaaay qué bonito el perro...y luego Harrison Ford (o era Richard Gere?)...qué peli más bonita"

    bicos desde un Vigo lluvioso!!

    ResponderEliminar
  2. La cosa va avanzando, avanzando...

    A ver si tenéis suerte y el Fuji se deja ver.

    Beijinhos,

    Beni

    ResponderEliminar
  3. Ya llega el final, que pena, con lo bien que lo pasamos y disfrutamos este viaje con todos vosotros. En fin, os esperamos para que nos contéis el resto entre vino y vino.
    No hubo forma de mandaros un mensaje, no controlo del todo esto de la informática.
    Decirnos a que hora llegais a Vigo

    ResponderEliminar
  4. Rolex????Tiendas variadas????......yo se de dos que empiezan por Oga..Y Marie....que van a estar encantadas.
    Aquie el diluvio universal...besos
    Cati

    ResponderEliminar
  5. ¿Habeis visto a mucha gente leyendo manga en los transportes públicos o por la calle? Elena

    ResponderEliminar

Dínos algo, porfa