lunes, 25 de octubre de 2010

(11) Sosiego en Mijayima, desazón en Hiroshima

Ya con las nuevas adquisiciones perfectamente integradas, instalados en un hotelito de Kyoto, ciudad de la que ya contaremos algo un día de éstos, dirigimos nuestros pasos a la estación para coger el tren bala a Hiroshima.

Junto a Marién dormita a primera hora de la mañana un japonés.



Estamos tan integrados ya en la mecánica de los transportes públicos que los 14 hacemos cola muy formalitos para entrar en el tren siguiendo las líneas marcadas en el suelo y haciendo, más o menos, claro, lo que les vemos hacer a ellos. Éso sí, lo de no hablar alto en público no se nos logra...


Fue un día de contrastes: la mañana en la tranquilizadora isla de Mijayima, situada a poca distancia de la desgraciadamente famosa Hiroshima, y la tarde en esta última, más concretamente en el Museo de la Paz.

El sosiego de la primera parte del día se interrumpió bruscamente cuando llegamos a un recinto dedicado a recordar la tragedia de la primera bomba atómica, del que pienso que todos salimos impresionados.

La isla de Mijayima es un lugar sagrado sintoista desde hace la friolera de 1.500 años y a ello se le suma su belleza natural.


Es famosa por el torii situado en el mar frente al templo de Itsukushimnajinja, dedicado a tres diosas del mar, y su origen se sitúa a finales del siglo VI.

El torii que lo identificada es considerado tan representantivo de Japón como el monte Fuji y aparte de las fotos  es la imagen que escogimos para la cabecera de este blog, precisamente por su simbolismo en relación no sólo a este país, sino también al Kumano Kodo.
Se llega a la isla en un ferri, en un viaje de pocos minutos después de haber cogido un tren desde la estación de Hiroshima a la que llegamos en tren bala desde Kioto.

Una vez en tierra los numerosos turistas (en su mayor parte escolares japoneses en uniforme) han de dirigirse al templo eligiendo entre un paseo marítimo o la habitual calle de tiendas de recuerdos y locales de comida.

Elegida la primera opción nos sorprendimos con la presencia de numerosos ciervos perfectamente acostumbrados a las multitudes que se han convertido en otro de sus atractivos. Tanto, que hay personal encargado de colocar siempre a varios de ellos en las fotos de los grupos de turistas. 

Nosotros más o menos hicimos lo mismo, aunque de manera menos "oficial".
Es dífícil describir las sensaciones que produce la visión del torii, pero  es sin lugar a dudas un tanto mágico y relajante.

Situado a 160 metros del embarcadero, tiene 16 metros de altura, está realizado en madera de alcanforero y fue reconstruido por octava vez en 1875. 
Estuvimos un rato por la zona y recorrimos el templo instalado encima del mar sobre pilotes.
En el templo había una nutridísima excursión de mujeres de cierta edad al estilo de los viajes tan frecuentes en España, que recibían un picnic para almorzar. 
Nos llamó la atención que todas o casi vestían el kimono tradicional japonés. Subimos también hasta la base de una pagoda de cinco pisos.
Teníamos previsto subir en el teleférico al monte Misen, desde donde se disfruta de una panorámica de la boscosa isla y de la bahía de Hiroshima.

Sin embargo, el monte estaba cubierto de niebla y desistimos ya que no habría paisaje alguno que admirar. Subimos caminando hasta la estación y aprovechamos esta tontería para reirnos



Paseamos un poco por las callejas de Mijayima, totalmente tradicionales. 


A fin de aprovechar la jornada tomamos un barco (aquí están las chicas desafiando a la lluvia en el exterior)


que nos llevó directamente al escenario del museo de la paz, construido justo donde estalló la bomba atómica a las ocho de la mañana del 6 de agosto de 1945.

Todo el parque que rodea  la zona cero de la explosión y el museo (antes densamente poblada) está convertido en un Memorial que recuerda aquel día aciago. Aquí se registran los nombres de las aproximadamente 200.000 personas muertas en la catástrofe y como consecuencia de ella.



Llegamos pasadas las tres de la tarde y aplazamos  tomar un tentempié para después ya que cerraba a las 6.

Antes hicimos unas fotos de los restos del edificio de la Sociedad de Promoción de la Industria de Hiroshima, que milagrosamente salvó parte de su estructura.

Tras años de debate se ha conservado tal y como quedó y hoy es Patrimonio de la Humanidad como símbolo de esta catástrofe.
El museo intenta reconstruir lo ocurrido ese día  y ciertamente lo consigue resultando sobrecogedor. 
El antes

  
Y el después. Prácticamente no quedó ni un edificio en pié.


Esta es una de las pocas fotos que un reportero tomó el mismo día. 
La foto de la amplia zona de la ciudad donde cayó la bomba antes y después será difícil olvidarla. Arrasó por completo todo, ya que en su mayor parte la zona del epicentro estaba ocupada por casas de madera.

También otras imágenes, testimonios e informaciones destinadas a que nunca se borre de la memoria colectiva lo ocurrido y, en un plano general, a luchar por la eliminación de las armas nucleares. En este campo, obviamente, los avances han sido escasos. El símbolo, aportado por la gente y, especialmente, por niños, son las grullas de papel, al estilo de las que hacía en el hospital Sasako, una niña que murió de leucemia como consecuencia de la bomba diez años después.

Nos sobrecogieron de manera especial detalles como que los norteamericanos preseleccionaron diecisiete ciudades para el lanzamiento, que en abril de 1945 se redujeron a cuatro, una de ellas Nagasaki, borrada por la segunda bomba días después de Hiroshima. En las cuatro se prohibieron los bombardeos con bombas tradicionales para poder después conocer con exactitud los daños causados por la entonces novedosa bomba atómica. Espeluznante. Mientras todo Japón padecía bombardeos aéreos mortíferos en estas ciudades creían tener suerte. 

Hiroshimna fue borrada del mapa  a las 8,15 del 6 de agosto.


Allí murieron en los primeros meses 150.000 de sus 350.000 habitantes (en años sucesivos otros 50.000 por las radiaciones) y los supervivientes y las nuevas generaciones quieren que su inmnolación no caiga en el olvido.

Superado el trago decidimos seguir con nuestra ociosa vida de turisteo. Esta vez tuvimos suerte y en la ciudad que presume de tener la mayor variedad gastronómica de todo el país localizamos un restaurante enxebre, casi una tasca, en la que disfrutamos de un "okonomiyaki", la principal especialidad local, que siendo lo primero que tomábamos después del desayuno nos supo a gloria a casi todos. 

No es fácil describir un plato que hicieron delante nuestra en una amplísima plancha con una base de verdura (casi seguro repollo en tiras finísimas) al que se añadieron calamares, cebolla, queso, una salsa oscura, un huevo.... etcétera. 


Un gustazo, entre otras cosas porque a buen hambre...
Antes de tomar el tren de vuelta dimos una vuelta por una zona comercial, también cubierta como las que hemos visto en Kyoto, y un vistazo a la ciudad que nos resultó más agradable de lo que las guías pronosticaban.


No hace falta decir que tras la bomba ha sido reconstruida en su totalidad.
El viaje en tren lo hicimos en el Shinkanshen, un tren bala de una generación anterior, que nos pareció una maravilla. En apenas dos cómodas horas cubrió los más de 400 kilómetros que separan esta ciudad de Kyoto y en ocasiones superó los 300 kilómetros por hora.
De la puntualidad ni hablar: exactamente cumpliendo el horario y mucho espacio entre los asientos en los que volvimos ya pasadas las ocho de la tarde bien repantingados reponiendo fuerzas.
Un dentista se dedicó a ejercer de fisioterapeuta para aliviar la tortícoles de Alvaro, aunque, cosas de la "manipulación a 300 kms/hora", parte de la crema acabó en el cuero cabelludo.

En el caso de Ogadenia fue más bien un problema de que parecía particularmente afectada por el "jet lag" y se nos durmió profundamente, cual se puede ver, en varias circunstancias a lo largo del día.
Se podía ver pero en virtud de un acuerdo con la interesada se ha sustituído la foto por una similar en la que aparece este tierno perrito en pose parecida para que todo el mundo se pueda hacer una idea.

Antes de acabar esta entrada nobleza obliga para agradecer el seguimiento del blog y los numerosos comentarios recibidos, a los que con estas líneas enviamos un acuse de recibo conjunto pues apenas nos queda tiempo para contestar...La vida del turista es muy dura.....pero comprobar su seguimiento es un estímulo para seguir relatándoos este viaje y compartirlo con todos, familias, amigos y demás. Un besazo a todos.

11 comentarios:

  1. ya veo que los viajeros llegaron bien aunque tienen cara de cansados.
    besos
    cati

    ResponderEliminar
  2. Santi y Bego estamos muy intrigados sobre la utilidad de los agujeritos de los asientos de las duchas. ¡Vaya cuerpos serranos, si os ven os cogen para un anuncio de champú!
    Por cierto ¿De dónde salió la cabra?

    "A mi me parece gracioso el culo de papá" -> Santi

    "Papá, ¿dónde está tu culo?" -> Bego

    Por lo demás, nos estamos portando bien. Podéis quedaros de turisteo todo el tiempo que queráis, que ya nos cuidamos :).

    Besitos

    S.B.S.C (Santi y Bego Solos en Casa)

    ResponderEliminar
  3. Cuando decimos "cabra" nos referimos al ciervo (es que no habíamos leído ^^)

    Fmdo: Los del anterior comentario

    ResponderEliminar
  4. BUENOS DIAS A TODOS

    TODAS LAS MAÑANAS LO PRIMERO QUE HAGO EN LEER EL BLOG.

    MENOS MAL QUE EL CAMINO TERMINO PORQUE ESTOY AGOTADA.

    ME PARECE UNA EXPERIENCIA MARAVILLOSA POR CUANTO EL RELATO DIA A DIA ES IMPRESIONANTE (POR ESO LA FRASE ANTERIOR)Y SUPER INTERESANTE DANDO LA SENSACIÓN DE COMPARTIR LA EXPERIENCIA CON TODOS.

    UN BESO Y UN SALUDO PARA TODOS Y EN ESPECIAL PARA JAIME E IRACHE.

    BUEU

    ResponderEliminar
  5. Os sigo todas las mañanas antes de comenzar la dura tarea del día porque es como si viajara con vosotros. Me alegra ver que Marién no perdió el avión, a pesar del horario tempranero.
    Felicidades, de nuevo, al comentarista y a los fotógrafos.
    Muchísimos besos para todos, especialmente a Paco, Marién, Victor, Ogadenia, Porota...
    Espero veros mañana desde mi tierriña, Orense
    Lourdes

    ResponderEliminar
  6. Me he quedado impresionada por lo bien que usáis los palillos, se os ve a todos muy propios con ellos!! me uno a la pregunta de los comentaristas de Candeán, estoy intrigada...
    besos!

    ResponderEliminar
  7. Que sepáis que, a pesar de ser las 10 de la mañana, me acabo de tomar un chuletón de ternera gallega acompañada de patatas fritas gallegas bien tostaditas, pimientos fritos gallegos y cebolla frita gallega, y adornado todo con tomatitos cherry de mi huerta. Para coronarlo todo, un cafecito auténtico, aunque me faltaba George Clunny, pero aún así, estaba requetebueno.

    Es que, todavía con el "jet lag", el desayuno fue a las 4 de la mañana, tenía hambre y no me pareció adecuado volver a tomar el zumo de naranja natural, el rico café con leche y mis ricas tostaditas de pan auténtico para desayunar dos veces...

    Bueno, ¿qué pasa? Es con lo único que puedo corresponder a la envidia que me estáis dando vosotros, así que a fastidiarse toca!

    Besitos para todos

    ResponderEliminar
  8. Espeluznante lo de Hiroshima !!!!!,me lo puedo imaginar.
    Estoy enganchada al blog , todos los dias es lo primero que abro.
    Menudo dominio teneis ya de los palillos!.Porota ,seguro que ya puedes retar a las niñas cuando vuelvas,ja,ja.Eso no me lo pierdo...

    ResponderEliminar
  9. La desjaponización va a ser dura,creo que el sindrome pospalillos y la vuelta al sol poniente, y sobre todo a la ciudad prehumanizada (sin tren bala ni ave que se le parezca),necesitará de viandas gallegas de manda carrallo.Lo de carrallo os lo recuerdo por si os habeís olvidado de la Galicia canibal.
    Rafa

    ResponderEliminar
  10. Fe de erratas
    carallo sigue siendo sólo con una r

    ResponderEliminar
  11. No estamos muy de acuerdo con las fotos porque a mi cuñada y madre Ogadenia la sacaron sólo durmiendo y comiendo ja ja ja. Y a mi cuñado y padre Victor estamos apenados porque no le pudimos ver el culito en las duchas. Está todo muy bonito Besos de Julian,Victor e Irene

    ResponderEliminar

Dínos algo, porfa