sábado, 23 de octubre de 2010

(9) Jornada de descanso en Kawayu Onsen y Hongu

 


 Brad optó por incluir un día de asueto en el recorrido del Kumano y la idea se demostró acertada.

Tras cuatro etapas de duras caminatas , levantarse sin nada que hacer resultó agradable, aunque ello no quiere decir que nos estuviéramos quietos, que para eso estamos en Japón y hay que aprovehcar el tiempo. El primer cambio fue retrasar el desayuno… a las ocho de la mañana, en lugar de las siete, como acostumbramos.
El día, por primera vez amaneció lloviendo, una especie de orballo que no nos molestó en absoluto porque la temperatura (alrededor de los 20 grados) estaba muy bien. El caso es que no había caído una gota en los cuatro días anteriores .
Una hora después estábamos caminando a Hongu, haciendo al revés el itinerario del día anterior de Juanma. Fueron unos cuatro o cinco kilómetros facilitos, suficientes para no perder el ritmo.
La jornada lluviosa no nos impidió llegar hasta Hongu, un pueblito con escaso interés salvo su representativo templo, uno de los tres que conforman, junto con el de Nachi y el de Hatayama, la trilogía santuaria del Kumano Kodo. Aquí termina la ruta que hemos hecho en su totalidad,de Koyasán a Hongu ya que, a partir de aquí seguiríamos por la Nakahechi hasta Nachi.
Juanma ejerció de guía repitiendo su periplo del día anterior:
visita al antiguo emplazamiento del templo, Oyunohara,  devastado por una crecida del riío Kumano que lo inundó todo, en cuyas inmediaciones se levanta un gigantesco torii .
Esta es una foto de cómo era el antiguo santuario
Y el actual
Dimos un paseo junto al río que devastó el recinto hace años y parada en el centro de interpretación.
Después, subida a la escalinata del nuevo templo .
En el centro de interpretación sus encargados se sorprendieron de la llegada de quince españoles, lo que posiblemente nunca había pasado.
Nos proyectaron un interesante vídeo de veinte minutos sobre el Kumano Kodo, en inglés, del que intentamos sin éxito adquirir una copia. Con sorpresa entendimos por estas imágenes el motivo por el que el camino está tan limpio y cuidado: ¡brigadas de voluntarios lo limpian de vez en cuando con escobas!, algo impensable en el Camino de Santiago.
Ete es el Mandala que representa diversas escenas relacionadas con la peregrinación del Kumano Kodo, de la que se tienen noticias desde al menos el siglo VIII.
En el centro nos encontramos con Kumi Uchino, la responsable , junto con Brad, de la organización de nuestro viaje.
Del templo pudimos ver el exterior, ya que no se puede visitar y una parte está en obras.

La escalinata es tremenda y está orlada de banderitas al estilo nipón, de las que hubo quien compró alguna de pequeño tamaño.

Una vez visitado tomamos un refrigerio a base de fruta en las inmediaciones de Oyunohara
y regresamos a Kawayu de nuevo caminando para las actividades de ocio programadas. Baño en el onsen del río y actuación de tambores.
El baño fue genial pues pasábamos, alternativamente, del agua caliente de una pequeña poza, al agua fresca del río, una experiencia maravillosa al aire libre, en un día lluvioso.  
Cenamos, un poco como el día anterior pero bastante bien  con los consabidos hornillitos individuales en las mesas para que cada uno se prepare el guisito o las viandas a la plancha. 

Tras el baño todavía nos quedaba una actividad de ocio que habíamos reservado previamente: una sesión de tambores tradicionales. Seguía lloviendo y en tres vehículos particulares nos llevaron a un pueblo vecino, donde en el local de una asociación nos esperaba una decena de músicos.
 Fue para nosotros sorprendente comprobar la variedad de instrumentos y sobre todo sus tamaños, dos de ellos enormes. Estos últimos, según nos dijeron, cuestan unos 200.000 euros y necesitan de una grúa para moverlos cuando tienen una actuación.
De entrada realizaron una exhibición de unos quince minutos y luego nos invitaron a tocar. Fuimos probando unos tambores y otros, riéndonos de nuestra inutilidad pero disfrutando de lo lindo. Al fin se pusieron de nuevo manos a la obra y nos ofrecieron una pieza tremenda y extenuante que seguimos con mucha atención. De manera especial la labor de uno de los músicos, que movía a tal velocidad sus grandes baquetas que nuestro ojo veía varias. Al terminar sudaba a mares.
Pudimos enterarnos de algo gracias a Luis, un hijo de mejicanos nacido en Chicago y que a todos los efectos es un yanqui. Llevaba ya tres meses en este pueblito dentro de un programa para enseñar inglés en los colegios. Es el segundo estudiante que vemos en esta función ya que en Okada minshuku estaba también una chica de Oklahoma a la que pidieron ayuda ese día para comunicarse con nosotros en inglés.
Luis, de 23 años, nacido en Chicago, se había integrado en el grupo y tocaba como aprendiz los tambores. Tenía un español semioxidado pero una gran amabilidad, como si fuese ya japonés.

Ha terminado sus estudios de economía internacional especializada en China y Japón y no tenía claro el tiempo que estaría en Japón ni cual sería su futuro.  
Al final nos hicimos una foto de familia.

3 comentarios:

  1. Pero que bien lo pasais,me alegro mucho,la verdad es que seguro que ya necesitabais descansar un poco porque tanta montaña es agotador y el bañito del rio super guay.
    Seguir disfrutando con los japos que la verdad es que alucino con lo amables que son,no me parecian la verdad.
    Besitos para todos.
    Begoña Enriquez

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  2. ayer estuve en el D, Grego y les esplique que estais ahi de parranda...cuando leais esto me imagino que ya habran llegado el resto ..espero que su viaje fuera bueno..por aqui nublado.
    bsos
    cati

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  3. Qué chulos los tambores! menos mal que Brad os sugirió un día de asueto...qué bien os vino!
    besos

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