lunes, 18 de octubre de 2010

(5) Empezó la diversión: de Koyasán a Omata (1ª etapa)


A las 8,30 el grupo abandonó el templo para buscar la salida de Koyasán en la que se inicia esta ruta del Kumano Kodo. No fue sencillo y hubo que realizar varios intentos pese a las explicaciones de varios paseantes. Al fin se consiguió y empezó la caminata. Sabíamos que iba a ser duro y se confirmaron las previsiones. Con las primeras ascensiones empezamos a arrepentirnos de estar donde estábamos.
Lo positivo es que el mayor esfuerzo se realizó en la primera mitad, todavía frescos, con unas subidas de impresión y pendientes que no quisimos calcular. En algunos puntos del camino hay unas estatuas de piedra, llamadas "jizo" que son las marcas del Kumano y algunos altares curiosos.
Hubo algunos momentos de descanso, imprescindibles para recuperar fuerzas, como éste
Y como éste

Y como éste
Y como éste
Y como éste
Después se llaneó bastante, con lo que con buena voluntad, tres paradas y un respirar hondo se fue haciendo el camino.
Vamos, como siempre. Por otro lado, teníamos la sensación de navegar en medio de montañas con un paisaje extraordinario.Subirlas era lo más complicado.
El momento más peliagudo llegó cerca del final. Aunque en general está bien señalizado, en un momento dado se ofrecieron tres alternativas: unas escaleras, un descenso y seguir por la carretera. Se eligió la última, cometiendo un error que pudo tener consecuencias.
Ana había quedado con Brad que en un pequeño pueblo llamado Omata    debíamos llamar al teléfono del minshuku para que vinieran a recogernos en coche. Sin embargo, no apareció el pueblo y llegamos a un edificio en medio de la nada en el que no parecía haber nadie. Para nuestra sorpresa salió una persona preguntando ¡POR ANASAN! y llevaba en la mano una lista con todos nuestros nombres. 
No entendíamos nada, pero la cosa estaba clara: habíamos llegado al alojamiento directamente después de despistarnos en el último tramo. Tuvimos suerte en un momento en el que ya íbamos bastante cansados.
Algo parecido le ocurrió a Juanma. Su plan era el siguiente: salir en determinado autobús de Koyasán y bajarse en una parada intermedia en un restaurante de carretera, donde le irían a buscar desde el minshuku, aunque tendría que esperar. Montó en el bus y le enseñó un papel con su parada al conductor, que emitió un gruñido. No sabía el tiempo que pasaría hasta el restaurante Tsuruhime, por lo que iba atento por si lo identificaba, pero nada más.
Pasaron un par de ellos que encajaban, pero el conductor no hizo ni un gesto. Un poco después del segundo paró el conductor en el arcén y apareció una chica corriendo por la carretera. Habló con el conductor y Juanma pensó que quería subir. Nada de eso: era la persona que venía a buscarle que había perseguido al bus al ver que no paraba. Fue una gran suerte tanto interés, pues en caso contrario el follón hubiera sido enorme, con Juanma en un pueblo diferente, sin poder comunicar con el grupo ya que no tenían cobertura. En fin, que no es fácil turistear por esta zona rural de Japón donde nadie habla una palabra de inglés y nosotros lo ignoramos todo del japonés. La suerte es que la amabilidad de los japoneses no tiene límites, como comprobaríamos en el alojamiento.
Esta es la señal que anuncia en las carreteras la posibilidad de peregrinos pululando, aunque, de momento, no nos hemos encontrado con ninguno. 

Lo primero que hicimos fue colocarnos la "yukata". Lo bueno de la prenda de marras es que te la colocas para ir al baño y ya no te la vuelves a quitar. Puedes andar por todas partes con ella ,cenar, incluso pasear por los alrededores. Además te facilitan una chaqueta para que complementes el conjunto. Muy cómodo. Nuestros modelitos "aprés-caminata" van a quedar por lo tanto sin estrenar. Marién, esta foto va por tí .
 Estos dos "santos" compartieron habitación con Juanma y Ana. A Jaime es difícil encontrásela de su talla. El tendedero tampoco tiene desperdicio.
La jornada allí, ya más relajados, fue intensa. Llegamos después de las tres y al rato nos llevaron a un onsen, los típicos baños japoneses. La gente los tiene igual en sus casas y consisten en una zona de ducha, que se toma sentada en un taburete, y una bañera con agua bastante caliente. La gente se ducha, luego se baña y por último toma una ducha fría.

Hay zonas separadas para hombres y mujeres, pero son colectivas y todos andan desnudos. Esta vez había dos piscinas, con agua caliente y muy caliente. Tras una caminata, relaja. Este tipo de baño también nos lo dimos en el templo de Koyasán y seguramente en todos o casi todos los sitios donde paremos. Es un rito en Japón y , para nosotros, una verdadera gozada después de la caminata.

A media tarde le tocó el turno a la cena en la que hasta hicimos tertulia con la familia: una pareja (la mujer fue la que recogió a Juanma) y la madre de uno de ellos. La cena fue estupenda: en cada mesa una pequeña cocina a gas con un recipiente con agua que se puso a hervir. Acompañaban dos fuentes, una con numerosas verduras (repollo, soja y otras que no conocíamos) y la segunda con carne limpia de pato y cerdo salvaje. Se iba echando y cociendo, nos servíamos y vuelta a empezar.
Además, como entrantes, una pequeña trucha para cada uno y otro poco de pescado escabechado. Pero lo más agradable fue la amabilidad de esta familia, su interés en agradar, por decirnos cosas. 
Pasamos un largo rato cenando, intentando comunicarnos, también con la que debía ser su hija de siete años. Un momento para recordar, sin duda. Aquí estamos todos en la foto en el comedor con la familia. La abuela era realmente entrañable y todos amabilísimos,nos hicieron miles de reverencias al despedirse de nosotros. 
(Ahora mismo, mientras escribo esto, al día siguiente, la señora acaba de traerme un té con leche que no le había pedido. Hace una hora que hemos desayunado y los demás se han ido. Yo espero un taxi para llevarme a una parada de autobús. Esta vez llevo una carta para el conductor del bus escrita en japonés. Ha sido iniciativa del señor y como dudaba de que le hubiéramos entendido ha llamado a Brad para que nos lo aclarara. Esta llamada al encargado de turismo del Kumano ¡se produce un domingo a las 7,45 de la mañana! a pesar de que en la tarde de ayer Brad también había llamado para interesarse por nosotros y ultimar algunos detalles. Increíble también su amabilidad.

El Kumano, nuestra ruta Kohechi, ahora que después de tres días hemos podido conectarnos desde el Hotel Subaru, un sitio increible del que ya os contaremos, recién terminada una juerga de karaoke con unos japos, no tiene nada que ver con el de Santiago. Ojo! ES DURISIMO y estamos reventados, ya que las pendientes son interminables y las bajadas vertiginosas pero la experiencia está siendo por el momento irrepetible. Seguiremos contando pues mañana martes viene la más dura....... 

11 comentarios:

  1. soy Pino de nuevo, sólo os escribo para animaros y desearos una buena etapa en la que según decís es la más complicada, que lo sigais pasando estupendo a pesar de las dificultades y desde luego hay que felicitar a los japoneses por su entrega y amabilidad, !!!!qué maravilla !!!!!

    ResponderEliminar
  2. El Hombre de O'Neil18 de octubre de 2010, 18:20

    Ya pensé que os había comido un oso (Jo , no caerá esa breva )

    bicos y apertas para todos

    ResponderEliminar
  3. desde casa calentitos y viendo la tele os seguimos
    adelante campeones
    aNGEL Y cATI.
    pd No salio nada publicado en el periodico

    ResponderEliminar
  4. Jajaja creo que me voy acostumbrando a veros con el kimono ése!! oye mirad a ver si os podéis traer uno y creamos tendencia en Candeán.
    Flipo con lo majos que son los japos, aunque viendo a los coreanos que conocí en Viena no me extraña. Va a ser que los raritos somos los occidentales, que somos unos bordes.
    Pues nada a darle caña al tramo duro y tú papá concéntrate más cuando vayas en los buses/taxis, que al final te vas a acabar perdiendo!!!
    muá!

    P.D: Yo también compré el Faro y no salíais!

    ResponderEliminar
  5. La del comentario anterior soy yo (Bego) que está esto con la cuenta vuestra!

    ResponderEliminar
  6. "coño, no se me maten por esos andurriales tan preciosos" Están encantadores con esos Kimonos. ¡Te sienta de maravilla Paco¡
    Animo para la jornada de mañana.
    La loba de la Orotava y el pájaro Canario

    ResponderEliminar
  7. Las fotos con los kimonos son geniales, menos mal que en las encrucijadas que se os presentan estáis teniendo suerte! y qué maja la gente que os estáis encontrando por el camino (menos el conductor del autobús, claro)
    besos y ánimo para las subidas!!

    ResponderEliminar
  8. Dice Lao Tse en el Libro del Tao: "No importa si el espíritu está fuerte si hay bexoucas en los pies".

    Ánimo y avante!

    Xesteira

    ResponderEliminar
  9. Con los quimonos ataviados,los ojos casi rasgados, cuando llegueis a los lugares sagrados,con los japoneses estareis mimetizados.
    Rafa

    ResponderEliminar
  10. Sé de alguno que ya se habrá agenciado el kimono y lo tendrá en la mochila. Lo peor de todo es que durante los próximos 3 meses no se lo va a quitar ni para ir a trabajar...

    ResponderEliminar
  11. Menuda pasada de blog,me encanta,no falta detalle.Con esto podeis escribir un libro. Ana y Juanma sois unos fenómenos.

    ResponderEliminar

Dínos algo, porfa