domingo, 24 de octubre de 2010

(10) Las complicadas etapas finales del Kumano (5ª y 6ª)

Esta fue la primera foto del día con la familia del minshuku Omuraya. La madre nos regaló a todos unos palillos para comer muy bien presentados en un paquetito de flores. Un encanto de gente.Esta fue nuestra comidita-picnic del día, por vez primera un sandwich y una mandarina. La medianoche tenía espaguettis y una salchicha, todo primorosamente envuelto, como siempre, en una hoja seca.

Por primera vez en la ruta Juanma tuvo compañía en su peregrinar paralelo. Feli no quiso arriesgarse a caminar tras la lluvia del día anterior por lo que ambos despidieron de mañana a sus compañeros tras las fotos de rigor con la familia que regentaba el alojamiento. Se quedaron en la posada hasta las once a fin de tomar el bus directo a Koguchi. Por la noche Feli comprobó que hizo lo correcto: la lluvia había convertido el camino en una pista de patinaje y hubo varias caídas, algunas espectaculares, que milagrosamente no tuvieron consecuencias.
 
A partir de Hongu se sigue la ruta Nakahechi (hasta ahora íbamos por la Kogechi) y se notaron algunos cambios: mayor número de señales, puntos de información y de descanso con máquinas de bebidas incorporadas (hasta café caliente expendían algunas) e incluso algunos peregrinos, siete en los dos días, cuando en los cuatro primeros días no vimos ni uno.
Por otro lado, el hecho de que había llovido abundantemente durante la noche aumentó mucho la humedad y, unido a que la temperatura continuaba siendo más bien alta, nos hizo sudar de lo lindo.

Aquí una muestra de las heridas del camino.

Por otro lado, el estado del camino, lleno de piedras irregulares con musgo nos obligaba a no despegar los ojos de dónde se ponían los pies con lo cual hubo hasta quien tuvo ampollas en las manos por la fricción con los palos, en algunos casos muy contundente, sobre todo en las bajadas. El hecho de llevar dos en vez de uno ayudó a algunos caminantes.
Pese a todo también hubo factores positivos. El principal, que no llovió, salvo un poquito el primer día, lo que hubiera complicado las cosas y creado un grave problema. El paisaje también cambió ligeramente, con un monte más bajo y hasta zona de bosques de bambú.

 Muy atractivo.

Por su parte, Juanma y Feli también tuvieron sus aventurillas. Tomaron el bus de las once porque era directo, pero a mitad del camino, en Shingu, tuvieron que bajarse ya que no seguía. Aprovecharon para dar una vuelta por esta importante ciudad sin que la zona que recorrieron tuviera mayor interés. Cogieron después otro autocar que supuestamente los llevaba hasta el final, pero al rato se repitió la jugada, esta vez en una carretera.
No entendían lo que pasaba pero no tuvieron más remedio que obedecer las órdenes del conductor al que no entendían y apearse de manera anticipada por segunda vez. Este no quiso cobrarles, no saben muy bien por qué. El empleado les advirtió que llegaría a la parada un bus en diez minutos y esperó un poco para confirmar que no nos subíamos en uno que llegó en ese momento. A la tercera fue la vencida y aterrizaron sin problema en el albergue de Koguchi, un camping con buenas instalaciones en las afueras de un pueblo pequeño.
Las habitaciones eran cómodas y el onsen sencillo pero suficiente para reponer los músculos doloridos.
En la foto están tres chicos en la ducha previa a meterse en la piscina-bañera caliente.

El resto de la jornada transcurrió para el grupo sin novedades dignas de muy similar a la de días anteriores.
Un grupo se apuntó a una sesión de cine para ver “Invictus” en este pequeño ordenador, repantingados entre los futones de una habitación.

Antes de cenar hubo que secarse la yukata, pues nos habíamos mojado al sentarnos un rato en un banco del exterior.
Al día siguiente Álvaro se sumo al grupo de autobuseros debido a un problemilla de tortículis, librándose de la peor etapa de todas.


Estuvieron un par de horas en Shingu, donde localizaron el templo Hatayama,


uno de los tres claves del Kumano junto con Hongu y Nachi, por lo que hicieron pleno.

Los caminantes padecieron enormes subidas y complicados descensos pese al estímulo que genera siempre la proximidad de la meta.


Se repitieron las caídas entre el musgo y el agotamiento dividió en dos al grupo.

Los "jizos" también nos acompañaron


 

Pese a ello se reagruparon en el templo situado junto a la cascada de Nachi no Otaki y sintieron esa especie de euforia que precede al final de una particular peregrinación felicitándose calurosamente.

Objetivo conseguido, una vez más, pero esta vez muy lejos de casa.

Hubo algún problema para que los dos grupos (los tres motorizados y el resto) coincidieran en ese enclave,


 por lo demás bastante lleno de turistas y peregrinos organizados no caminantes, en su mayoría japoneses.

De hecho, los primeros estuvieron más de dos horas en la cascada donde debíamos encontrarnos hasta que cayeron en la cuenta de que el templo central se hallaba a un quilómetro más arriba.


Finalmente y tras unas serie de desencuentros, cada oveja encontró a su pareja y terminó así el incidente, con tiempo suficiente para tomar el bus a Katsuura y desde aquí el barco que los llevaría a todos al hotel Nakanoshima, situado en una pequeña isla , que sería el mejor de todo el periplo.


En el puerto un japonés que hacía footing les explicó donde estaba el barquito del hotel, pero lo gracioso es que el grupo se sumó a su trote entre carcajadas pese a la dureza del día y de esta guisa llegamos al barco.

El hotel era un enorme complejo dotado de numerosos servicios. Las habitaciones tenían todas unas vistas al mar maravillosas.

Tuvimos de nuevo una cena en un comedor para nosotros solos,

con el hándicap de camareras que no entendían una palabra de inglés, pero con nuestra habitual habilidad nos apañamos.


Lo mejor fue que después de cenar y los brindis de rigor por este camino tan estupendo en el que tan bien lo pasamos, comenzamos la sesión musical, que algunos continuarían después en el karaoke, a la que se sumaron como espectadoras dos de las camareras que aplaudieron calurosamente a O’ Neill y Beni con sus voces maravillosas.


Cuando nos levantamos para marcharnos una de ellas de cierta edad se acercó a Jaime asombrada comparando sus respectivas estaturas alucinada y, no sólo eso, también le tocó el pecho peludo que, sin duda, le llamaba la atención.


El caso es que el incidente aumentó considerablemente la autoestima de Jaime.
Lo mejor del  enorme recinto era su onsen situado a unos metros del mar, al aire libre, y disfrutando de la vista. 

Este era el de los hombres.


Fue tan relajante que la mayoría repitió al día siguiente a las siete de la mañana. 


Hubo que madrugar ya que había que dejar libres las habitaciones a las diez.



A partir de ahora vamos a echar mucho de menos estas sesiones de baño en compañía, que tan bien nos han dejado nuestros músculos y nuestra piel y, seguramente, las recordaremos cuando sigamos andando por el mundo.


De la jornada posterior a la última caminata, sábado 23, poco hay que contar. Tomamos el barco para Katsuura a las doce y antes dimos un paseo por la islita, un peñasco repleto de árboles.


Confirmamos que la bahía era un lugar precioso pese a la dureza del hotel, enorme y un tanto mamotreto, y que tampoco el urbanismo de la zona es digno de reconocimiento alguno aunque la costa tiene zonas muy curiosas. 

En Katsuura se quedaron Susana, Ana y Montse (sus amigas y ahora ya de todos) y Pepe, que van a seguir una etapa turística parelela para regresar antes a Vigo por motivos laborales.


Nos despedimos calurosamente, no sin un poquito de pena aunque felices por los buenos ratos pasados juntos.

Los once restantes estrenamos nuestros flamantes japan rail pass (un caro pero efectivo pase para el uso de los ferrocarriles japoneses durante una semana) y nos encaminamos a Kyoto a encontrarnos con Manolo (media naranja de la O`Neil), Marien (lo mismo de Paco) y los canarios Víctor y Ogadenia. Los cuatro van a participar en la parte turística de este viaje a Japón.
Pero no serán estos los únicos cambios. Mañana domingo despediremos a Beni, que por obligaciones profesionales sobrevenidas tendrá que volver a casa pese a que tenía previsto seguir hasta el final. Una pena para ella pero seguirá el blog y se lo contaremos todo a la vuelta.


Tenemos la sensación de haber cerrado una etapa y empezar otra en la que ya somos turistas normales cuando hasta ahora nos sentíamos peregrinos. Ya nos lo advirtió Brad: “Váis a tener una especie de shock después de todo este tiempo perdidos por montañas y pueblecitos”. Sin embargo, nos parece que hemos hecho algo menos convencional y más auténtico pues hemos tenido contacto, un poco, con el Japón más profundo, ése que no está precisamente en las guías.


Estos "bonjis" o caracteres anteriores a los "kanjis" representan a las tres deidades de los tres templos del Kumano. Están en un rincón relativamente recóndito del camino. Si bajas la voz......los oirás charlar.

8 comentarios:

  1. Enhorabuena a todos y ahora los que puedan a disfrutar del turismo de Japon aunque no se si tendreis fuerzas para seguir andando despues de todo lo vivido.
    Bueno la foto de los tres machos en el baño,impresionante.
    Muchos saludos para todos.
    Begoña Enriquez.

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  2. aqui llueve , para variar...os veo.. hijos del imperio del sol naciente...
    bsos
    cati

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  3. Después de 23 horas de viaje, aquí estoy, en mi casita, después de haber dormido apenas 4 horas (¡¡tengo una almohada magnífica!!). Pero estoy tan despejada como si hubiesen sido 8, porque para mí, de momento, es la una de la tarde.

    A estas horas supongo que estaréis tomando algún refrigerio por Hiroshima...
    Espero que sea de frutas y ligerito, porque, para los que tenían dudas, os comunico que la báscula me dice que, pese a los enormes consumos de energía con el esfuerzo del camino y a la comida japonesa, no sólo no he bajado de peso sino que he aumentado medio kilito de nada. Así que ahora que vais a gastar menos energías y a comer de modo más occidental, ya imagináis lo que puede pasar...

    Besitos para todos, y ánimos a los nuevos con la adaptación a los horarios.

    Beni

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  4. Me ha encantado esta entrada; las fotos del final de la ruta (impresionantes cascada y templo), la foto de la ducha previa al onsen (osea, que primero uno se ducha sentado y luego al baño?), la tremenda ampolla del pie...(pobre, eres tú, mamá?), menudo camino durísimo que habéis hecho, no me extraña que al final papá tuviese compañía...
    muchos besos!

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  5. ¡Viva viva lo terminásteis!
    Tiene razón Mile en que molan mucho las fotos!! y la verdad es que solo algunas me han dado envidia (la de la ampolla seguro que no)...Con gusto me daba yo un bañito ahora en el Onsen ese!

    Bueno ahora a disfrutar del turisteo!

    muá!

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  6. Después del sufrido y duro recorrido,sólo os falto gritar "Banzai",ahora una vez ganada la kumanana (compostelana) a poneros cara de turistas,seguro que echais de menos lo ya pasado.
    Rafa

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  7. Enhorabuena a todos y muy especialmente a el equipo de Redondela(Feli y Alfonso), resistencia a tope, pasareis al ranking de los caminantes intrépidos, desde aquí nuestros mejores deseos al grupo y ya nos contareis con detalle aunque el reportaje fué muy completo y ameno. Pili y Jorge.

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  8. Hola! En noviembre queremos hacer el kamino kumano-kodo. Me podrias informar un poco de como lo organizasteis? No encuentro mapas de montaña como los de desnivel o en gps. Un saludo

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Dínos algo, porfa