lunes, 1 de noviembre de 2010

(16) Adiós Tokyo, adiós Japón

Los dos últimos días del viaje han sido una batida por la capital japonesa con un doble objetivo: conocerla en la medida de nuestras posibilidades, lo que no es sencillo ya que ocupa 2.000 kilómetros cuadrados, y hacer algunas compras, o sea, lo que siempre hacen los turistas, especie en la que se han reconvertido los caminantes kumaneros.
En estos dos días el grupo de catorce se dividió de distintas formas ya que, lógicamente, había preferencias  diversas.
El domingo, prácticamente ya sin lluvia,  el grupo de los autores del blog comenzó por el parque Ueno,  en la misma zona de nuestro hotel, que tiene una ubicación excelente para moverse por Tokyo: un área céntrica y con estaciones de metro cercanas. Hay quien sabía de su existencia por la película “Las flores del cerezo”, alemana, en la que un viudo de este país viaja a Japón para ver a su hijo. Se encontraba muy desplazado hasta que en este parque conoció a una indigente de los muchos que tienen allí su morada. Sin embargo son muy discretos y apenas se les ve, de tal manera que si no lo sabes, te puede pasar desapercibido.
Nos llamaron la atención las tapas del alcantarillado.


Dentro del parque hay varios museos y hasta un par de templos.
Dimos unas vueltas, vimos a algunos de estos sin techo, la entrada del zoo y un gran estanque cubierto por nenúfares de un metro de alto y más.
Desde aquí nos fuimos andando a la zona de Akihabara para algunas compras, principalmente electrónica, pero no solo éso.
Antes atravesamos andando uno de los barrios que conservan algo el sabor tradicional de la ciudad, Yanaka, con casas bajas y muchas tiendas y restaurantes,

También cruzamos y un cementerio antiguo, por lo menos del siglo XIX, con unas lápidas bien diferentes de las nuestras.

Junto al cementerio hay un templo, el Tenno-ji, en el que nos encontramos este magnífico buda sedente.


Tras el rato de las compras, en unas tiendas y grandes comercios atestados en una jornada dominical, que aquí parece casi laborable, nos fuimos hasta el Palacio Imperial para ver los jardines.
Llegamos a las 16,30 y estaba cerrado desde hora y media antes, por lo que no pudimos entrar.
Sí lo hizo el otro grupo y les parecieron una maravilla. Tampoco nos quedó la opción de dejarlo para el día siguiente ya que cierra todos los lunes y viernes. Por tanto, junto con el Fuji queda para una segunda visita.
Muy cerca de aquí se encuentra el Foro Internacional de Tokyo,


un complejo cultural de cuatro grandes edificios que nos dejó anonadados , incluyendo varios auditorios, uno para 5.000 personas.

De manera especial nos abrumó este gigantesco inmueble que en uno de sus laterales es un espacio abierto que concluye en una cristalera, todo ello de 60 metros de altura.

El techo es una quilla de barco y visto desde el aire la parte superior de la imaginada embarcación.
 No entro en más detalles para que os hagáis una idea por las fotos, solo precisar que tiene pasarelas a distintas alturas que conectan la cristalera con la parte de auditorios y salas de reuniones.
Una pasada.


Es obra de un peruano afincado en USA, Rafael Viñoly.

Después de cenar en un restaurante thai (landés) nos acercamos a la zona de Roppongi, un área de marcha nocturna a la que acuden jóvenes y muchos occidentales buscando jarana.
Allí está también la famosa torre de Roppongi Hills,
Era, creemos, la noche de Halloween y estaba lleno de jovencitos/as disfrazados en medio de una gran animación.
Hubo quien aprovechó para hacerse la foto,


 y sólo la foto.


El lunes, nuestra última jornada de viaje, también empezamos por las inmediaciones:

Asakusa, un barrio con pequeños e interesantes comercios, además de la central de la fábrica de cervezas Asahi,

Este edificio quiere representar una jarra de cerveza y la parte de arriba sería la espuma. 

Esta es la zona de entrada al templo y al mercado.

denominado Nakamise,

Allí está el templo Sensoji, con una pagoda de cinco pisos, el más interesante y visitado de Tokyo.


Era día laborable pero había mucha gente y un gran barullo que parece consustancial a la ciudad.

Al cabo de un rato dejamos descansar a nuestras piernas y nos fuimos de paseo en barco hasta la isla de Odaiba, a la entrada de la bahía de Tokyo.

De esta forma vimos de manera cómoda gran parte de la ribera de la ciudad, plagada de edificios en altura.

Pasamos por debajo del Rainbow Bridge.


En Odaiba nos acercamos andando a una noria gigante, al parecer la más grande del mundo hasta no hace mucho tiempo.


Aquellos a los que menos afectaba la altura hicieron un viaje y la verdad es que de impresión nada: se mueve tan despacio que es imperceptible.

Eso sí, una vez arriba el espectáculo y la visión diurna de Tokyo merecen la pena.


Probamos unos coches enanos en los que no tienes nada que hacer, ni mover el volante.

Esta era la cara de velocidad de Alvaro y Juanma a los vertiginosos 15 kms/hora máximos que iba el artilugio que más bien parecía de parque de atracciones.


Pero el plato especial de la jornada de despedida estaba por venir.

De repente se puso el sol

Entre volver a tierra firme andando por el Rainbow Bridge (puente del arco iris) y en el monorail que pasa por encima elegimos la primera opción.

Acertamos de pleno. El puente tiene kilómetro y medio y al comenzar el sol se puso por el oeste y la oscuridad avanzó con rapidez, tanto que al llegar al final era casi noche cerrada.

De esta forma pudimos contemplar una visión impresionante de la bahía, con enormes rascacielos de todos los pelajes a uno de los lados, que poco a poco se iban iluminando.

Del otro, también un sky line llamativo.

Nos pareció un lujo este paseo y más todavía que no costara nada llevarlo a cabo. 


Éramos casi los únicos turistas por allí.

El puente es realmente espectacular.

Para cerrar la etapa tokyota  elegimos un restaurante coreano sobre el que hubo diversidad de opiniones, como casi todo en esta vida. Pero como ninguno conocíamos esta cocina ahora tenemos más elementos de juicio.
Dentro de unas horas, a tomar el primero de los tres aviones que, si no hay problemas, nos dejarán diecinueve horas después en Vigo. Os lo contaremos, junton con algunas curiosidades que quedaron en el tintero, para cerrar este blog que esperamos lo hayáis disfrutado tanto como nosotros al hacerlo.

5 comentarios:

  1. Viaje espectacular,grupo espectacular y BLOG ESPECTACULAR!!!!.Gracias por compartirlo
    Buen viaje de regreso !!!.

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  2. Pues la verdad es que es de agradecer lo bien informados que nos habeis tenido en todo momento y yo por lo menos si disfrute de cada uno de los comentarios y de las fotos tan chulas que haceis.
    La verdad es que nos hemos ido de vacaciones sin movernos de casa,ja,ja,ja.
    Muchas gracias a todos y buen viaje de regreso a casa.
    Begoña Enriquez.

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  3. Echo en falta alguna referencia a determinada visita que parte del grupo tenía programada en Tokyo. Espero que no se haya suspendido por cuestiones "meteorológicas"...

    Beni

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  4. Pues felicidades por el viaje. El año que viene a otro sitio!

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