Todo el viaje a Japón se organizó por libre. La única excepción fue la jornada de hoy, contratada con una empresa, la misma que el martes próximo nos llevará al aeropuerto de Narita para regresar a casa. Con esta empresa acordamos que un autobús con un guía en español nos llevaría a visitar la quinta estación del monte Fuji, algo más que un emblema de Japón, y aprovecharíamos la jornada para conocer Hakone, un exclusivo destino turístico en la costa, un lugar de aguas termales al aire libre y alguna que otra cosa más, incluido paseo en barco por el lago de Hakone y un paseo en teleférico cerca del Fuji tal y como recogen los folletos publicitarios como éste.
Eso era lo previsto tras un acuerdo cerrado hace ya varios meses. Con lo que no contábamos era con de tifón que hoy se ha abatido sobre esta parte de la costa japonesa, el número 14 de la temporada y ya en fechas no habituales.
El autobús, con el nombre de Ana en el frente y la guía, Noriko, estuvieron puntuales al estilo local: la cita era a las ocho y media hora antes ya estaban en nuestro hotel.
Para entonces llovía fuerte y la cosa iba a peor. Por este motivo Noriko mantuvo varias conversaciones por teléfono mientras abandonábamos Tokyo.
Poco después confirmó lo que imaginábamos: que la carretera que lleva a la estación quinta del Fuji, el punto más alto al que se puede acceder con vehículo, estaba cerrada por la nieve caída el día anterior y era imposible ir al monte como era nuestro deseo.
Esta es una foto de otra foto con la que tuvimos que imaginarnos lo que era imposible ver.
Un rato después la excursión sufría otra merma ya que el teleférico igualmente se había cerrado por el viento y había dudas con el paseíto en barco.
Por suerte pudimos hacer el último recorrido marítimo del día con todo el barco para nosotros solos ya que inmediatamente después se cerró la línea,
y aunque en tan malas condiciones confirmamos el maravilloso paisaje de Hakone y su lago, por lo demás bastante parecido al Kumano.
Hubo quien estuvo a punto de volar.
Noriko, experta en estas lides, improvisó un plan B consistente en visitar un museo cercano de pintura contemporánea japonesa con vistas al lago y al Fuji, monte del que no se intuía ni una sombra pese a sus casi 4.000 metros de altura.
Por la tarde, también como actividad sobrevenida no prevista, visitamos una fábrica de Kirin, una de las cervezas más populares de Japón, aunque lo que allí se produce es whisky que al terminar degustamos.
Algunos pusieron especial interés en la visita,
Por medio comimos en un restaurante local con unas vistas excepcionales al lago un menú japonés con pescaditos del lago que fue del gusto de la mayoría. Otra vez desde el Kumano nos sentamos en el suelo a mesas enanas descalzos sobre el tatami y por supuesto con palillos.
El regreso, en medio de un fuerte vendaval y un aguacero enorme, resultó más problemático que la ida. El sueño venció a unos cuantos/as
Era necesario circular despacio y un accidente provocó una larga retención en la autopista. Sorteamos estos avatares cantando el habitual repertorio de temas populares que Noriko y el chófer aseguraron apreciar. En concreto, afirmó que habían llevado a muchos españoles “pero nunca a un grupo de cantantes”, aunque dudamos que su dominio del español le permitiera intuir el doble sentido de la frasecita.
También aprovechamos para interrogar a la guía sobre cuestiones relacionadas con la vida en Japón, del estilo de los sueldos medios del país, precio de la vivienda, sanidad, recogida de la basura o la vida política. En su buen español Noriko puso una evidente buena voluntad y nosotros le correspondimos con nuestra felicitación y la dirección del blog para que conozca con detalle nuestro viaje. La verdad es que, a pesar de los elementos atmosféricos desatados, se lo curró para hacernos pasar un día agradable.
Ni mucho menos nos sorprendió que ella no conociera algunos de los lugares del Kumano Kodo que hemos atravesado días atrás en nuestro caminar senderista. Ya nos ha pasado con otras personas con las que hemos hablado aquí y no hay duda de que la popularidad del Kumano Kodo entre los nipones no se parece en nada a la del Camino de Santiago en España.
Llegados de vuelta al hotel, todavía bajo el aguacero aunque con algo menos de viento, nos dimos una vuelta por los alrededores de Ueno, esperando para mañana tiempos mejores....
Al final hemos concluído que el Fuji, monte sagrado, no se ha dejado ver porque quiere que volvamos algún día a Japón...